Si alguna vez ha comenzado a cabecear detrás del volante, conoce la sensación de terror al despertar bruscamente. Si ha tenido esa experiencia, tiene la fortuna de haber despertado a tiempo. Una mujer de San Antonio no tuvo tanta suerte la semana pasada, cuando se quedó dormida al volante mientras cruzaba el paso elevado de la ruta 1604. Su mala fortuna no terminó ahí, pues se adormeció y perdió el control de su vehículo justo cuando pasaba por un espacio entre las barreras de seguridad del paso elevado de la autopista. Su automóvil atravesó el espacio y cayó sobre Stone Oak Parkway abajo. El impacto lanzó el vehículo hasta la parte superior de un muro de la carretera debajo del paso elevado, y luego se deslizó de vuelta hacia Stone Oak Parkway. La mujer que conducía el automóvil informó a la policía que lo último que recordaba antes del impacto era quedarse dormida. Fue trasladada a un hospital local para recibir tratamiento por sus lesiones. Para las familias que enfrentan diferentes tipos de traumas médicos, como complicaciones relacionadas con el parto, buscar asistencia legal para lesiones durante el parto puede garantizar que reciban la justicia y el apoyo que merecen.
Peligros de conducir somnoliento
Conducir fatigado es un problema común que con demasiada frecuencia parece inevitable. No obstante, es crucial que cuando se sitúe detrás del volante, se asegure de estar lo suficientemente alerta y presente para conducir de manera segura. La conducción bajo fatiga puede ser causada por falta de sueño, un horario exigente, medicamentos recetados, consumo de drogas y alcohol, o trastornos del sueño, por nombrar algunos. En muchos casos, las personas están simplemente exhaustas y sobrecargadas. La pandemia no ha ayudado en ese sentido. Con muchas personas ahora trabajando a tiempo completo mientras intentan educar a sus hijos en casa, hay pocas oportunidades de escapar y recargarse.
Es importante comprender que los peligros de conducir mientras se está fatigado van mucho más allá de cabecear detrás del volante. Incluso si logra mantenerse despierto, aún está poniendo en riesgo a todos los demás conductores en la carretera. Conducir fatigado disminuye su tiempo de reacción, dificultando frenar repentinamente o adaptarse si es necesario. También afecta su capacidad para tomar decisiones lógicas, aumenta la distracción y crea dificultades para mantener la concentración en la carretera.
La conducción fatigada es una epidemia
La fatiga del conductor es un problema enorme en los Estados Unidos. Los datos de los CDC reflejan que uno de cada 25 adultos mayores de 18 años se ha quedado dormido al volante en algún momento durante el último mes. Esto significa que casi cada vez que conduce, es probable que esté compartiendo la carretera con un conductor fatigado. Un estudio de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras refleja que un alarmante número de 72,000 accidentes al año son causados por la fatiga del conductor (una estadística que continúa aumentando). De estos accidentes, 44,000 resultan en lesiones y aproximadamente 800 resultan fatales.
Es importante estar atento a las señales de advertencia que indican que puede estar fatigado. Si parpadea y bosteza mucho, si se desvía constantemente o golpea la franja sonora de la autopista, si se ha pasado una salida o no puede recordar el último kilómetro o dos que ha conducido, es una buena idea detenerse.
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